En la segunda mitad del siglo XIII se transformó en un poblado real cuya riqueza llegó a competir con Praga, desde el año 1995 es patrimonio de la UNESCO y una iglesia de huesos no apta para fóbicos es su principal atracción.
Visitar Praga es como introducirse en un cuento de hadas medieval con torres mágicas, tiendas decoradas, calles adoquinadas y un reloj que detendrá tu tiempo.